Pese a que el pan está hecho con cuatro ingredientes básicos (harina, agua, levadura y sal), existen un sinfín de variedades y tipos en España. Y es que cada región de nuestro país posee un pan típico, con un sabor, forma y textura característicos que consiguen sumar hasta más de 300 variedades.
Es cierto que los panes más consumidos a día de hoy siguen siendo la barra o pistola (tal y como se la conoce en Madrid), la baguette (originaria de Francia) y el inconfundible pan de payés catalán y de las Islas Baleares, pero a estas variedades se suman muchas otras.
Por ejemplo el pan de hogaza, típico de Palencia, León o Zamora. Su gran aroma y su intenso sabor acompañan perfectamente cualquier comida copiosa y contundente de estas tierras. Cualidades que también comparte con el Panchón asturiano, con el Abogao de Andalucía, con el pan Lechuguino de Valladolid y con el pan de Logrosán, típico de Extremadura, y que se caracteriza por su masa dura, ideal para elaborar las famosas migas.
También posee una masa dura la Albardilla, un pan típico de Málaga que compite con el Cateto, otro de sus panes más característicos de hogaza, con una miga compacta y que es capaz de aguantar varios días sin ponerse duro. A estos se suma el Sopako de San Sebastián, que se trata de un pan oscuro y sabroso.
Algo más ligero es el pan de Cinta, con una crujiente corteza y una miga hueca. Es típico de Aragón, al igual que el Señorito, una barra de pan individual alargada y con una miga suelta y llena de aire. Pero ninguna masa es más esponjosa que la del Borreguito valenciano, un pan abizcochado de sabor penetrante que acompaña perfectamente a cualquier plato mediterráneo.
Estas son sólo algunas muestras de las grandes variedades de pan que existen en España, todas elaboradas de forma artesanal y con los ingredientes de mejor calidad. ¿Cuál es tu favorito?